Al levantarnos por la mañana comprobamos que está lloviendo ( hecho este que nos acompaño el resto del viaje un día si y otro también ).
Vamos directamente al Château de Chenonceau y a pesar de llegar a buena hora, hay cola para coger las entradas. El viaje merece la pena y se entiende porque hay tanta gente.
El castillo se encuentra en medio de un bosque, que cruza un río y sobre el mismo está el castillo.
Esta visita nos cuesta más tiempo de lo esperado ( la cola para coger las entradas y la cantidad de gente dificultan la visita ) hace que tengamos que cambiar los planes iniciales que teníamos. Así que en lugar de comer en Tours, comemos más cerca, concretamente en Amboise.
El centro de Amboise nos sorprende ( por bonito ) y por la cantidad de gente que hay.
De ahí nos dirigimos al Château de Villandry y comprobamos que la fama que tienen sus jardines está totalmente justificada. Son poco más de las 6 de la tarde y ha levantado el día. Ahora hace calor, pasando de los 19 grados a los 26 en poco tiempo.
Volvemos a casa con la impresión de haber acertado con las visitas y discutiendo sobre si debíamos haber cogido una noche más en Francia ó si era suficiente con lo visto.
Mañana dejamos Francia para dirigirnos a Bélgica, concretamente a Bruselas, donde tenemos el apartamento y desde el cual nos dirigiremos al resto de visita de Bélgica. Así que mañana no creo que haya gran cosa que contar.
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